lunes, 8 de julio de 2013

SPARTACUS: un juego de sangre y traición

Gladiadores a lo slow motion. 

-Yo soy Espartaco.

-Yo soy Espartaco.

-Yo soy Espartaco.


En “Spartacus: un juego de sangre y traición” asumiremos el papel de un reputado lanista de la ciudad de Capua. El cual debe conseguir mediante artimañas, tratos, traiciones, peleas y todo lo que tenga a su alcance, que su ludus se convierta en el más reputado y glorioso de entre los que la ciudad ofrece.
Espartaco ya está listo para la arena

Para ello podremos escoger entre cuatro personajes: Batracius, Salchichonio, Tullidus y “el marido de la rubia” (vaaaale, Glabro no es lanista y ¿Qué? Denunciad a los creadores del juego por esta ignominia a la serie). 

Pero como siempre, antes de pasar a la explicación del juego veamos que contiene la bonita (aunque horrenda visualmente) caja:

Juegazo con componentes de alto nivel
-Reglamento.
-Tablero que representa la arena del coliseo.
-4 tarjetas de personaje de lanista.
-142 cartas, divididas entre Mercado e Intriga.
-26 dados (10 rojos, 9 azules y 7 negros).
-4 figuras de gladiadores.
-148 marcadores de cartón; representando favores, oro y apuestas.
-Inserto de plástico; bien practico, para albergar todo el contenido del juego e incluso las cartas enfundadas, cosa que es de agradecer.


PREPARACIÓN
Antes de empezar deberemos escoger cuál de los personajes queremos ser. Un servidor siente especial predilección por Solonio AKA Salchichonio, simplemente por la temporada 0 de la serie.

Cada lanista posee unas habilidades especiales únicas, que podrá usar cuantas veces quiera durante su fase de Intriga. Así como un número inicial de oro, esclavos, gladiadores y guardias.

Colocamos el oro inicial en nuestra tesorería. Luego los guardias en la parte inferior de nuestra ficha, los esclavos iniciales a nuestra izquierda y nuestros gladiadores iniciales a la derecha.

Robamos tantas cartas como indique nuestra Influencia inicial. Según qué tipo de partida vayamos a jugar empezaremos con más o menos Influencia. Si queremos una rápida, empezaremos con 7, si preferimos una larga tendremos 1 y si lo que nos va es lo estándar, nuestra Influencia inicial será de 4 (yo recomiendo esta última modalidad, sin duda).

Desplegamos el tablero en mitad de la mesa y ya podemos empezar a acuchillarnos por la espalda como los dioses mandan.

MECÁNICA
La finalidad del juego es sencilla, llegar a 12 puntos de Intriga al finalizar cualquiera de las fases. Para ello, usaremos todos los medios que sean necesarios para conseguirlo. 

Antes de empezar con las fases del juego, en cada turno, todo jugador enderezara sus cartas agotadas, intentará sanar las heridas de sus gladiadores y/o esclavos, conseguirá una moneda de oro por cada esclavo enderezado que posea y la perderá por cada gladiador enderezado que posea.

Después del mantenimiento previo, pasamos a las distintas fases del juego.
Spartacus se divide en 3 fases muy diferenciadas entre sí.

1. Fase de de Intriga. Donde por turnos y empezando por el Anfitrión (aquel jugador que pujase por este honor durante la “fase de mercado” del turno anterior), jugaran cartas de Intriga.

Lo primero que haremos será robar 3 cartas del mazo de Intriga. Puedes tener tantas cartas en mano como quieras pero al finalizar tu “fase de Intriga” debes tener como máximo, tantas como marque tu Influencia.

Las cartas de Intriga se dividen en: guardias, que nos protegen de las conspiraciones enemigas; conspiraciones, cartas que nos ayudaran durante la partida y reacción, las únicas cartas que puedes usar durante el turno de los rivales.

Toda carta tiene dos números en ella. El de la parte superior izquierda es la Influencia que debes tener para poder jugarla(ya sea porque tu solo te bastas o porque has pedido ayuda a los demás lanistas). Y el de la parte inferior izquierda, es el oro por el que podemos venderla a la banca en esta fase.

Como ya he dicho, para jugar una carta de Conspiración debemos tener la misma Influencia o superior que la marcada en ella. Para esto no es necesario que estemos solos, podemos pedir ayuda a nuestros buenos amigos. Simplemente, mirad a los ojos a uno de ellos y pedidle por favor y con las palabras más bonitas que encontréis, si sería tan amable de apoyarte en tu carta de Intriga. OJO. No es necesario enseñar la carta, es más, NO ES NECESARIO,  NI SIQUIERA,DECIR LA VERDAD ñijñijñij. Aquí queda a discreción de cada uno, si queréis  mantener los tratos o ser unos auténticos figlios di putanna.

Cuando alguien te apoya en tu carta, ya no puede echarse atrás. Da igual, si en el momento de pedirle ayuda se le estaba derritiendo el cerebro porque estaba pensando en Justin Bieber o porque se le había caído la pajita en el zumo, el caso es que cuando alguien te dice que si no puede negarse luego al ver la carta. Por ejemplo: jugador A pide ayuda a B, ofreciéndole 50 oros y una villa romana a pie de playa. B acepta encantado, es un trato muy bueno y no tiene por qué desconfiar de A. el jugador A juega su carta donde lo que de verdad pone es: pierdes el juego, tu casa, tu coche, a tu madre y a tu hermana. La próxima vez que quieras visitarlas pídele permiso a A.

¿Y cómo puedo evitar este tipo de jugarreta? Con los otros dos tipos de carta. Los guardias te protegen si alguna conspiración te afecta directamente y las reacciones sirven siempre.

Después el juego continúa hacia el jugador de tu izquierda y así hasta que todos completen sus respectivas fases de Intriga.

2. Fase de Mercado. Es en esta segunda fase donde podremos conseguir nuevos esclavos, armas y hombres grandes y sudorosos, es decir, gladiadores. También cabe destacar que este es el único momento del juego donde los jugadores pueden intercambiar todo lo anteriormente mencionado, ya sea entre si o a la banca.

Cuando los jugadores hayan acabado de hacer sus tratos, recogen su oro y se lo guardan bien, para que ningún otro jugador vea cuanto posee.

Seguidamente colocaremos tantas cartas de Mercado boca abajo, como jugadores estén participando en el juego.

Mostramos la primera carta y es entonces cuando cada jugador puede pujar por ella. Para ello, es tan simple como coger las monedas que estás dispuesto a pagar y mantenerlas en un puño cerrado hasta que los demás hayan hecho lo mismo. Luego se enseña cuanto oro ha pujado cada uno y el que diese más, se lleva la carta. Repetimos este paso hasta que no queda ninguna de las cartas. Si se diese el caso de un empate, los jugadores implicados siguen pujando. Si en cambio, nadie puja por alguna carta, esta es descartada al pozo de la ponzoña.

Después de pujar por las cartas, se pujara por el título de Anfitrión. Los pasos son los mismos que con las cartas, escoges el oro que quieres y el que tenga más se lo lleva.

Ser el Anfitrión significa: ganar un punto de Influencia automáticamente, ser el encargado de invitar a los juegos y ser el primero en empezar en el siguiente turno.

Acto seguido, devolvemos el oro que no hayamos utilizado a nuestras respectivas tesorerías y pasamos a la fase de los palos.

3. Fase de Arena. En esta tercera y última fase, es donde está el mayor punto de aleatoriedad del juego. La arena.

Ya es hora de ver como los gladiadores se ganan el pan. Y para ello, el anfitrión invitara a dos jugadores (el incluido, si así lo prefiere) a presentar un gladiador para luchar en el coliseo.

Si algún jugador se negase a participar en los juegos, perdería automáticamente un punto de Influencia. La cobardía no está bien vista en este deporte de caballeros.

AVE CESAR los que van a palmar te saludan
Cuando ambos jugadores han escogido, se mira si alguno de ellos tiene el Favor o es un Campeón. De ser así, el lanista propietario de ese gladiador ganará 2 de oro por cada marcador de Favor y 6 si es un Campeón.

Acto seguido, todos los jugadores harán sus apuestas. Que pueden ser desde apostar por la victoria de uno de los gladiadores (o a los dos, si te va ese rollo), a que alguno de los dos resultará herido o incluso decapitado. Puntualizar un pequeño detalle, uno no puede apostar en su contra. Soy totalmente contrario a que no dejen hacerlo pero según el juego esta feo……..sigh.

Después de que todos apuesten se lleva a cabo el esperado combate. Colocamos nuestros gladiadores en las casillas correspondientes y A LUCHAR.

Cada gladiador (o esclavo) tiene tres números en su carta: uno rojo, que es el ataque; otro negro, que es su defensa y un tercero azul, que representa su velocidad.

Para saber quién moverá primero tiramos el número de dados de velocidad que nos indique nuestro luchador, aquel que saque más empezara. Un gladiador puede: atacar y mover o mover y atacar, es decir, no puede mover una casilla, atacar y luego mover otra casilla. El número de casillas que podemos mover es el número de dados de velocidad que nos quede (no su suma, sino el número de dados).

Pongamos que ya estamos en contacto, para que nuestro gladiador ataque tiramos todos nuestros dados rojos de ataque, luego el rival tira los negros de defensa. Y es tan sencilla como coger los dados rojos por un lado, los negros por el otro, ponerlos en orden y empezar a comparar uno a uno. Si el resultado rojo supera al negro, este inflige una herida, por cualquier resultado de 3+ que no tenga defensa (porque el defensor no tiene dados suficientes) el defensor sufrirá otra herida. Por ejemplo: gladiador A tira cuatro dados rojos, sus resultados por orden son 6, 4, 3,2. El defensor B lanza 3 dados negros y saca 5, 5,2. Comparamos los resultados por orden: el 6 del atacante es superior al 5 del defensor, HERIDA; el 4 del atacante es inferior al 5 del defensor, no pasa nada; el 3 del atacante es superior al 2 del defensor, HERIDA y por último el 2 del atacante no tiene dado que pueda pararlo, sería una herida pero al no haber sacado un resultado de 3+ se considera fallo, esta regla del 3+ solo se aplica para los dados sin oposición.

Cuando un gladiador sufre una herida debe quitarse automáticamente uno de sus dados, a su elección. Si en algún momento uno de los gladiadores se queda sin dados de un color este ha sido sometido; si pierde dos colores, ha sido herido y si pierde todos los dados, le pasa como a Ned Stark. No volverá a ser cabeza de familia nunca más.

Cuando un luchador es sometido queda a merced del Anfitrión, este puede decidir si perdonarlo o sacrificarlo por haber librado un combate aburrido y sin honor. Esto no tiene mayor importancia para el Anfitrion de no ser por un detalle, si el derrotado tenía algún marcador de Favor y decide sacrificarlo, este perderá un punto de Influencia por cada marcador de Favor que tuviese. A los Campeones no se les puede sacrificar, simplemente pierden su titulo

Al finalizar el combate, el ludus propietario del vencedor obtiene un punto de Influencia. El gladiador implicado consigue un marcador de Favor (o de Campeón si ya poseía dos de Favor).

El juego continua hasta que alguno de los jugadores consigue los 12 preciados puntos de Influencia. Una de las reglas más importantes es: el oro puede cambiar de mano en cualquier momento. Aquí cada uno es libre de sobornar a quien quiera para así allanar su camino hacia la victoria.


CONCLUSIÓN
JUEGAZO. Así, en mayúsculas. Lo primero que piensas al ver la caja del juego es en lo ponzoñas que tiene que ser, pero una vez jugado te das cuenta de cuan equivocado estabas. Un pedazo de juego de subastas, con el toque totalmente aleatorio de los combates que a más de uno desagradará, pero que a mí me encanta.

Como puntos negativos destacaré dos en especial. El primero es el tema fotos de personajes en la caja, las fichas, las cartas, etc. Es algo que no soporto de muchos juegos (con Battlestar Galactica me pasa lo mismo) pero que queda empequeñecido por la buena experiencia que deja. Y lo segundo y más grave, utilizar un mono con retraso mental para traducir el juego. No hay carta que se libre de alguna errata y gorda. Pero bueno, todos tenemos derecho a trabajar, incluso el traductor de este juego.
Al final, el oro lo és todo

¿Y por qué en Spartacus todo lo hacen en slow motion? Desde matar romanos, hasta tomar los cereales del desayuno. Pensad en ello.

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